La Santa Capilla

La Santa Capilla

 
 

 

La Santa Capilla de Ntra. Sra. del Pilar es, en verdad, un pequeño templo dentro de otro templo más grande, la Basílica. Toda su arquitectura es obra de Ventura Rogdríguez, quien sería también el decorador de la Capilla del Palacio Real en Madrid. Toda ella resulta un conjunto armonioso de columnas, medallones y paños decorativos, exponente excelente del barroco español. Su planta es ovalada y todas sus dimensiones son simétricas. Es destacable la solución maestra con la que el arquitecto resolvió no mover la Santa Columna y la imagen de la Virgen de su lugar original, a la vez que conseguía que fuera el centro de atención de toda la capilla y que ésta quedase perfectamente centrada entre las naves de la gran Basílica. Bajo su planta se encuentra una cripta en la que se encuentran los restos de personajes ilustres en la historia de Zaragoza y del Pilar, y que se abre a los fieles el día de Todos los Santos y el día de los Fieles Difuntos (1 y 2 de noviembre, respectivamente).

El Grupo Escultórico de la Venida de la Virgen

En el centro se encuentra el grupo escultórico que representa la Venida de la Virgen.

Labrado en mármol blanco de Carranza sobre resplandores de bronce dorado, el conjunto está colocado de tal manera que el grupo se inscribe aéreamente, avanzando hacia el espectador, como irrumpiendo entre las columnas adosadas de la estructura, que repiten y afrontan las del pórtico frontero. Así el grupo queda en un plano de altura y profundidad completamente distinto al de los dos altares laterales, confiriendo el conjunto una dinámica típicamente barroca. Por añadidura, para dar unidad al conjunto, el proyectista recurre a un habilísimo expediente: esa Virgen que, rodeada de ángeles y resplandores, viene hacia nosotros flotando en el espacio, vuelve su rostro hacia el grupo lateral de Santiago y sus discípulos, mientras que su brazo se vuelve hacia la dirección opuesta y con la mano señala la Imagen y el Pilar transportados.

El Grupo Escultórico de Santiago y los Convertidos

Colocado a la izquierda del altar dedicado a Nuestra Señora del Pilar, se encuentra el grupo de los Siete Convertidos, junto al Apóstol Santiago. Según la tradición sus nombres son: Indalecio, Eufrasio, Tesifonte, Torcuato, Hesiquio, Cecilio y Segundo. Estos convertidos a la fe cristiana por la predicación de Santiago, contemplan extasiados la Venida de María en carne mortal a Zaragoza.

El escultor Rodríguez de Arellano supo realizar una composición sólida, equilibrada y armónica por la corrección de los rostros, la disposición de las telas de las túnicas y la combinación de gestos y actitudes.

El Camarín de la Virgen

El punto de convergencia de los fieles que penetran en la Santa Capilla es la Imagen de la Virgen del Pilar. Colocada sobre la Santa Columna, se halla dentro de un camarín de plata, con fondo de mármol verde, tachonado de estrellas cuajadas de joyas donadas por los devotos (en la actualidad son 72 estrellas)( Hay nueve más sin joyas encima del dosel). Este mármol procede de la isla griega de Tinos. Debido a dificultad de colocar el mármol, dada la escasa distancia que hay entre la pared y la Santa Columna y la curvatura que debía tener para adaptarse a la hornacina,  el mármol tuvo que ser cortado en finas piezas que fueron reforzadas con fibra de vidrio y poliéster pudiéndose así conseguir un espesor inverosímil que permitió montarlas en el Camarín.

Sobre el dosel de plata del camarín aparece la imagen de San Miguel, fechable entre los años 1695 y 1715, labrada en plata con aplicaciones de marfil. A los lados, dos angelotes de plata con candeleros en los brazos, que, como se ha dicho antes, fueron donados por Felipe II. Por las escalerillas, colocadas delante del camarín, los infantes del Pilar suben diariamente a los niños que se acercan o son llevados por sus padres para ser «pasados por la Virgen «

Así, hábilmente, los tres altares, la Imagen y los grupos escultóricos quedan profundamente enlazados y constituyen un todo narrativo y plástico único, además de conjuntarse a la unidad general de la arquitectura de la Capilla. Además, con esta solución, el arquitecto don Ventura Rodríguez respetó el ruego del Cabildo de que la Columna santa no se moviera del sitio en que la dejó la Virgen y donde se mantuvo respetuosamente a lo largo de los siglos.

Sobre la estructura arquitectónica, la Capilla tiene su techo propio abierto que permite ver la cúpula decorada por la bellísima e interesante pintura al fresco de don Antonio González Velázquez, representando la Venida y la edificación del listas españoles representando el famoso «Milagro de Calanda», obrado por Dios, por intercesión de la Virgen del Pilar en la persona de Miguel José Pellicer el día 29 de marzo de 1640, al serle restituida una pierna que le había sido amputada a finales de octubre de 1637, es decir, dos años y cinco meses antes, por el cirujano Juan de Estanca, en el Hospital de Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza, y enterrada por el mancebo practicante Juan Lorenzo García. Milagro plenamente documentado, testificado por centenares de zaragozanos que conocían al cojo de Calanda cuando, por espacio de dos años, pedía limosna en las puertas del Pilar. La fama de este portento, resistente a toda crítica histórica, absolutamente riguroso, se extendió por todo el mundo y contribuyó no poco a difundir la existencia del Pilar de Zaragoza y la devoción pilarista, principalmente en los países hispanoamericanos.